Te pasas la vida quejándote de lo que hizo el de enfrente: la vecina, la pareja, los hijos, el jefe, etc. Pareciera que las demás personas solo están al pendiente de tus movimientos para molestarte o hacerte enojar. Pero, ¿cuando te has detenido a revisar tu comportamiento, tus condicionamientos, tu propia forma de relacionarte con ellos? Casi nunca, porque es más fácil apuntar a los de enfrente que hacer un verdadero trabajo interno y entender por qué te afecta tanto lo que te hacen y dicen los demás.
Y más aún, la relación más importante en tu vida es contigo mismo, sin embargo, ¿cuantas veces te das un tiempo para conocerte, para apapacharte, para disfrutar de tu compañía? Si no tienes una buena relación contigo, ¿cómo pretendes entonces tener una buena relación de pareja, o con tus compañeros de trabajo, o con tu familia y amigos?
Si somos dueños de nosotros mismos ¿porque dejamos de ser felices por alguien más?.